miércoles, 9 de noviembre de 2016

Fresnedo, Cornellana, Obona, Babia. El Muro de Berlín.

Una entrada suave del otoño, con temperaturas "veraniegas", no es garantía de que retorne el verano, sino más bien sucederá que en algún momento el necio calendario nos saque de nuestro error.

La climatología no ayudó éste sábado pasado, así que hemos reunido en la página de hoy las acuarelas más recientes.

Por otro lado, hoy se cumplen algunos años de un acontecimiento que supuso un punto de inflexión de alcance insospechado. A ello dedicamos unas fotografías comentadas.

Apunte de Fresnedo. Allande. Acuarela de Javier Cuevas. Grupo Ultramar Acuarelistas
Apunte de Fresnedo, Concejo de Allande. Acuarela de Javier.
  Monasterio de Santa María la Real, Obona. Tineo. Acuarela de Javier Cuevas. Grupo Ultramar Acuarelistas
Monasterio de Santa María la Real, Obona. Concejo de Tineo. Acuarela de Javier.
Monasterio de San Salvador. Cornellana. Salas. Acuarela de Javier Cuevas. Grupo Ultramar Acuarelistas
Monasterio de San Salvador. Cornellana. Concejo de Salas. Acuarela de Javier.

José Manuel nos envía algunos estudios interesantes, realizados al abrigo del taller.

Pueblo de Segovia. Acuarela de José Manuel Díaz. Grupo Ultramar Acuarelistas
Pueblo de Segovia. Acuarela de José Manuel.

Caminantes. Acuarela de José Manuel Díaz. Grupo Ultramar Acuarelistas
Caminantes. Acuarela de José Manuel.

A mitad de semana y antes de las lluvias, Valentín se desplazó  hasta la Babia leonesa, lugar en que el otoño madruga más que en Asturias y en dónde los colores de la naturaleza se pueden disfrutar con mayor intensidad en éstos días. 

La Ermita de Nuestra Señora de Lazao, del s. XVI, rodeada de chopos y situada a no más de un kilómetro de Villasecino, fue el escenario elegido. 

Ermita de Nuestra Señora de Lazao, Villasecino, Babia. Acuarela de Valentín del Fresno. Grupo Ultramar Acuarelistas
Ermita de Nuestra Señora de Lazao, Villasecino, Babia leonesa. Acuarela de Valentín.

Ermita de Lazao, Villasecino, Babia. Acuarela de Valentín del Fresno. Grupo Ultramar Acuarelistas
Otra visión de la Ermita de Lazao, Villasecino, Babia. Acuarela de Valentín.

Reseña histórica.


Este 9 de noviembre se cumplen 27 años de la caída del muro de Berlín. Uno de los hechos más relevantes de la segunda mitad del s. XX y que ha condicionado el estilo de vida futuro del mundo occidental.

A escasas 20 horas tras la caída del muro ya se podían ver los pequeños Trabant recorriendo la geografía de la RFA, tal era la necesidad de recuperar el contacto con lo perdido, o simplemente volver a ver las aguas del río Rhin.

Su construcción se inició en agosto de 1.961, separando a gran número de familias. Algunos amigos y compañeros de profesión pudieron huir a tiempo, pero jamás olvidaron el drama de la separación. Miles de alemanes del este trabajaban en el oeste y con ello aportaban riqueza a sus lugares de origen. Entre otras muchas cosas, el muro rompió tal equilibrio.

En los años 70 la por entonces República Federal aún estaba ocupada por las fuerzas aliadas y era frecuente escuchar a los F 14 sobrevolando las ciudades, así como sufrir los interminables convoyes militares (americanos, franceses o británicos) que ocupaban las autopistas creando unos embotellamientos fenomenales. La República Democrática era el estado socialista que formaba el contrapunto durante los años de la guerra fría, en los que eran frecuentes los juicios por espionaje en los tribunales de Karlsruhe.

Unas notas sobre el Berlin antes de la caída del muro.

Gedächtniskirche.
La "Iglesia del Recuerdo" se mantuvo tal cuál quedó tras los bombardeos de la II G.M. En su interior hay un museo con los restos encontrados. Una colección de fotografías sirve de guía sobre lo sucedido. La avenida Ku'damm, a la derecha de la foto, continúa siendo la principal arteria de la ciudad.

Checkpoint Charlie.
El puesto fronterizo, situado en la Friedrichstrasse y que hoy ven los turistas, nada tiene que ver con el de entonces. A la izquierda en la fotografía y junto al puesto de control (caseta blanca), existe actualmente un museo que es un canto al ingenio de los que huyeron o lo intentaron. Este lugar fue uno de los oscuros enclaves, junto al puente que cruza el río Havel y que unía o separaba Berlín de Potsdam: el puente Glienicke, recientemente descubierto para el gran público en el film "El puente de los espías".

No muy lejos del lugar representado se encontraba la Cancillería y el cuartel de la Gestapo. En esa zona aún se mantienen restos del muro.


Potsdamer Strasse.
Hoy, la calle es una gran avenida que cruza la magnífica Potsdamer Platz. Por aquél entonces quedaba interrumpida por el muro que se ve al fondo.

El Muro y la "tierra de nadie".
La zona era vigilada por los guardias fronterizos de la antigua DDR con sus Kalashnikov AKM. Al fondo, el este. La frontera, poblada de torres de vigilancia, a veces electrificada, minada, con vallas y zanjas, fue custodiada en su amplia extensión por unos 50.000 soldados con orden de disparar y matar.

Hoy, el amplio espacio que se ve en la fotografía, ha sido transformado en la Potsdamer Platz. Una zona comercial moderna con amplia oferta cultural, que ha recuperado su viejo esplendor.

Puerta de Brandenburgo
Brandenburger Tor, al otro lado del muro. En el s. XVIII era una puerta de acceso a la ciudad amurallada. Hoy todo un símbolo de la misma.

Monumento a los caídos del ejército rojo.
Está situado en el parque de Tiergarten, cercano al Reichstag y flanqueado por dos tanques T 34 soviéticos.  En aquellos años custodiado permanentemente por la guardia rusa.

El Estadio Olímpico.
Sede de las olimpiadas de 1.934 en las que brilló el incomparable Jesse Owens. Hoy es la sede del Hertha BSC Berlin.

...y para cerrar, éste recordatorio, la incomparable Nefertiti.

Nefertiti, busto encontrado en el "taller de Tutmosis", en Amarna.
Inicialmente la mantenían en una sencilla urna de policarbonato a la entrada del pequeño museo de arte egipcio frente al museo Picasso, en el barrio de Charlottenburg. Desde hace unos años, ya restaurada, está alojada en una espléndida sala del Neues Museum, en la isla de los museos de la ciudad. Siempre que regresé a Berlin esta visita era innegociable.

...como dice la canción de Marlene Dietrich "Ich hab noch einen Koffer in Berlin".